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GENOTIPO Y FENOTIPO

Buscar caracterizar el contenido genético (genotipo) y relacionarlo con el aspecto, el sabor y la calidad de la uva (fenotipo).

Podríamos decir que cada variedad de vid es un genotipo irrepetible que la viticultura ha mantenido a lo largo de los años mediante propagación vegetativa.

El genotipo el que explica un mayor porcentaje de la variación en la composición. De hecho, el genotipo no solo determina la composición final de la baya sino que al especificar otras características varietales como las fechas de brotación, floración o maduración, la estructura y compacidad del racimo, el tamaño de la baya, el grosor del hollejo o la producción final, está también afectando indirectamente a la composición final del fruto.

El genotipo de la variedad determina, por ejemplo, que el hollejo de la baya acumule o no antocianos y por lo tanto produzca uvas tintas o blancas, que acumule altos niveles de monoterpenos y desarrolle un pronunciado sabor moscatel o de metoxipirazinas con los efectos negativos de un intenso aroma a pimiento verde.

Por otra parte, los racimos menos compactos presentan uvas más expuestas a la luz y las uvas más pequeñas tienen una mayor proporción hollejo/pulpa lo que en ambos casos aporta una mayor contribución a la intensidad de color del vino.

El cambio climático hace que los cultivos cambien. Podemos encontrar información de los cambios en el cultivo por ésta razón en: 

https://www.vitivinicultura.net/cambio-climatico-en-vinedo.html

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